Al norte de Damasco se extiende la terraza de Baalbek: una plataforma construida con enormes losas algunas de las cuales miden 20 metros de lado y pesan casi 2.000 toneladas. ¿Por qué y cómo se construyó la terraza de Baalbek? ¿Quiénes fueron sus constructores? Hasta ahora, la Arqueología no ha podido ofrecer ninguna explicación convincente. Con todo, el profesor ruso Agrest cree posible que esa terraza represente los restos de una gigantesca pista de aterrizaje.
Erich von Daeniken RECUERDOS DEL FUTURO
La famosa terraza de Baalbek en el valle de Beqa'a, Líbano, es una de las cartas fuertes de los divulgadores de la hipótesis de los "Antiguos Astronautas", según la cual, en un pasado lejano, habitantes de otros mundos habrían visitado la Tierra. Esos navegantes de los espacios interestelares habrían dejado como prueba de su paso mitos dispersos y edificios inexplicables.
La leyenda
Por supuesto, la Gran Terraza de Baalbek es una de esas construcciones que la arqueología moderna, con todos los recursos de que dispone, es incapaz de explicar. Nadie sabe quién la edificó, ni cuándo, ni cómo. Un conjunto de templos de la época romana fue construido entre los siglos I y III de nuestra era sobre ruinas griegas previas, y los edificios griegos sobre otras aún anteriores. La Gran Terraza es una plataforma construida con las mayores piedras talladas conocidas, bloques megalíticos que fueron cortados con gran precisión y colocados para formar unos fundamentos de 460.000 metros cuadrados de superficie. En esta plataforma se encuentran los tres colosales bloques conocidos como el Trilithon, cada uno de los cuales mide casi 20 metros de largo, con una altura de aproximadamente 4 metros y un ancho de 3. El peso de cada uno de esos monolitos monstruosos se ha estimado entre mil y dos mil toneladas; son de granito rojo, y fueron extraídos de la cantera a más de un kilómetro de distancia, valle abajo respecto a la construcción. No existe ningún mecanismo en la actualidad, ninguna tecnología moderna, capaz de mover su gran peso y colocarlo precisamente en ese lugar. Aún es más extraordinario el hecho de que en la cantera haya quedado un bloque aún mayor, conocido por los árabes como Hajar el Gouble, o Piedra del Sur.
Naturalmente, respecto a todo esto, la ciencia oficial guarda un silencio embarazoso.
Vista de la "Piedra del Sur" o "Hajar el Gouble". Este monstruoso megalito de más de mil toneladas de peso no llegó a salir de la cantera en la que fue tallado.En 1851, el estudioso francés Louis Felicien de Saulcy, quien más tarde realizaría una de las primeras excavaciones sistemáticas de Jerusalén, permaneció en Baalbek dos días, del 16 al 18 de mayo, y se convenció de que el basamento de la Gran Terraza eran los restos de un templo prerromano; dejó sentada esta opinión en su libro "Voyage autour de la Mer Morte" ("Viaje alrededor del Mar Muerto") que data de 1864.
Sin embargo, la hipótesis del origen extraterrestre de la terraza de Baalbek aún tardaría en llegar. El primero en exponerla fue el físico bielorruso Matest M. Agrest, en 1959. Agrest es considerado como el primer científico en avanzar la hipótesis de que la Tierra fue visitada en tiempos prehistóricos por inteligencias venidas del espacio exterior; su famoso artículo "Astronautas de la Antigüedad" (Kosmonauty Drevnosty) se publicó en 1961. En sus hipótesis, Agrest le da una gran importancia a la historia bíblica de Enoch, y a la oscura referencia del Génesis que habla de los Nefilin. Propuso, asimismo, que las tectitas son prueba de esas visitas extraterrestres y que lo que realmente ocurrió en Sodoma y Gomorra fue una explosión nuclear. Para Agrest, la Gran Terraza habría sido una pista de aterrizaje para los cosmonautas de la antigüedad. Curiosamente, la única fuente de información de Agrest respecto a Baalbek parece haber sido un indefinido libro publicado en París en 1898.
La hipótesis de Agrest respecto a Baalbek en particular, y a los "antiguos astronautas" en general, hizo escuela. Ya vimos al principio una cita tomada de uno de los libros de Erich von Daeniken; Zacharia Sitchin sigue también esta misma línea. Las innumerables toneladas de los bloques de Baalbek parecen ser tan fascinantes que existen autores que no se resisten a mencionarlas, aunque no tengan nada que ver con el tema del que están tratando; por ejemplo, Charles Berlitz, quien en medio de un catálogo de maravillas que aparece en su magna obra "El Triángulo de las Bermudas" menciona "las enormes piedras de las fundaciones del templo de Júpiter, en Baalbek, Siria, emplazadas allí mucho antes de la construcción del templo y una de las cuales pesa 2.000 toneladas". Por cierto, en la actualidad Baalbek no queda en Siria, sino en el Líbano, pero pasémosle por alto este pequeño lapsus.
Es de hacer notar que las especulaciones que atribuyen la Terraza de Baalbek a la acción de los "antiguos astronautas" parten de dos supuestos básicos: que la plataforma fue construida en un pasado muy remoto, mucho antes de los templos que la coronan, que el peso de los grandes bloques supera la capacidad de transporte de la tecnología humana de la época en que se levantó la plataforma (¡y aún en el día de hoy!). Pero ¿son ciertas estas suposiciones? Si seguimos al pie de la letra la leyenda, tal y como se repite una y otra vez, sólo podemos concluir que las ruinas de Baalbek son simplemente imposibles e inexplicables, un misterio sin solución humana. Pero existen algunos hechos que se han quedado fuera de la leyenda; y es en estas curiosas omisiones donde se haya la clave del "misterio". Veamos cuáles son esos hechos.
El lugar
Baalbek (o Balbek) se encuentra en el este del Líbano, en el famoso valle de Beqa'a, entre los ríos Litani y Asi (el antiguo Orontes), sobre la vertiente occidental del Antilíbano. Se localiza en el cruce de dos rutas comerciales de importancia histórica, una entre el Mediterráneo y la Siria Interior, y la otra entre el norte de Siria y el Norte de Palestina. Dista alrededor de 86 kilómetros de Beirut, y 56 de Damasco. Todavía hoy es un importante centro administrativo y económico del valle de Beqa'a. Se encuentra conectada por vía férrea con Beirut, Damasco y Alepo.
Los orígenes de Baalbek son oscuros. Se han hecho intentos tan conjeturales como inconcluyentes de identificarla con Baal Gad (Josué 11-17; 13-5) o Biqueat-Aven (Amos, 1-5). Por su parte, Velikovski intentó identificarla con la Dan bíblica. Se ha supuesto también que en su origen fue una ciudad fenicia, centro del culto al dios babilónico Baal-Hadad, y su nombre significaría "Ciudad de Baal"; posteriormente, los griegos asimilarían esta deidad a Helios, de ahí que pasara a llamarse Heliópolis. Sin embargo, no existe ninguna evidencia arqueológica de ese supuesto asentamiento fenicio inicial, y dada la ausencia de referencias en las fuentes históricas de un asentamiento semejante, lo más probable es que éste haya sido o de muy escasa importancia o, mucho más probablemente, inexistente. El nombre "Baalbek", contra lo que pudiera parecer, no denota una inconmensurable antigüedad. Ni se usó durante la época romana, ni existe evidencia de que se haya utilizado alguna vez con anterioridad a ésta. No parece muy probable que el sitio comenzara a llamarse "Baalbek" en honor a un Baal cualquiera en tiempos posteriores, pues para entonces la región ya se había cristianizado, para ser más tarde sometida por el Islam. Es casi seguro que Baal no tuvo nada que ver con el nombre de la ciudad; con posterioridad a la época romana el nombre del lugar fue "Bal Bekaa", que significa simplemente "valle de Bekaa" (o valle de Beqa'a), nombre que conservó hasta el siglo XIX.
La región cayó en poder de los griegos con las conquistas de Alejandro, en el año 332 a.C. Después de la muerte de éste, en el 323, quedó bajo el control de los Lágidas de Egipto, y se ha supuesto que es en esta época cuando la ciudad pasaría a llamarse Heliópolis, posiblemente en honor a su homónima egipcia. Sin embargo, es de hacer notar que de esta Heliópolis helenística en el valle de Beqa'a tampoco existen restos seguros. Más tarde, en el año 200 a.C., el lugar fue conquistado por los Seleucidas, en cuyas manos permaneció hasta la caída de la dinastía en el 64 a.C., cuando paso al control romano.
Las primeras referencias firmes acerca de la ciudad datan precisamente del período posterior a la conquista romana. Se convirtió en colonia bajo el reinado de Augusto, y tuvo especial importancia en la época de los Antoninos (siglo II d.C.). Baalbek cayó en poder de los árabes en el año 637 d.C. La ciudad fue saqueada en diversas oportunidades, y en 1759 devastada por un terremoto. Después de la I Guerra Mundial las autoridades francesas la incluyeron en su mandato del Líbano. El interés europeo por las ruinas de Baalbek se remonta al siglo XVI, pero no fue sino hasta 1898 - 1905 cuando las expediciones alemanas excavaron los monumentales templos romanos.
Los partidarios de la hipótesis de los "antiguos astronautas" suelen insinuar que las ruinas romanas de Baalbek resultan insignificantes en comparación con la masiva plataforma que las soporta. No es verdad. La acrópolis de Baalbek es el mayor y mejor conservado ejemplo de la arquitectura romana que ha llegado hasta nosotros, y su Templo de Júpiter el mayor de todos los conocidos. En otras palabras, una obra auténticamente monumental. Éste era un edificio de estilo corintio, con 10 columnas en cada frente y 19 en cada lado, cada una de 18,9 metros de alto y 2,3 de diámetro (de éstas quedan en pie en la actualidad sólo seis). Las 84 columnas del pórtico estaban talladas en granito rosa procedente nada menos que de Assuan (en el Alto Egipto). Al parecer, este templo se hallaba dedicado a tres deidades: el dios del trueno sirio Hadad, asimilado a Júpiter, la diosa siria de la naturaleza Atagartis, asimilada a Venus, y un joven dios, Aliyan, probablemente un espíritu de la vegetación, igualado por los romanos con Mercurio.Se cree que el Templo de Júpiter fue concluido hacia el año 60 d.C. Dentro del mismo complejo se encuentran también el Templo de Baco, construido hacia el año 150 d.C. y que se haya bastante bien preservado, con 8 columnas en cada frente y 15 en cada flanco, el Templo circular de Venus, y los restos de un Templo dedicado a Hermes. Desde cualquier punto de vista, fue un proyecto grandioso, en el que se trabajó durante varios siglos, y que al final quedó inconcluso.
¿Inexplicables?
En los años 1904 - 1905 una expedición alemana realizó la primera excavación sistemática en las ruinas de Baalbek. Esta investigación es medio siglo posterior a Louis Felicien de Saulcy, y posterior también a la fuente original de Matest Agrest, pero muy anterior a la aparición de la hipótesis de los "antiguos astronautas". Y sin embargo, los proponentes de ésta suelen ignorarla. Los resultados fueron publicados en tres volúmenes entre 1921 y 1925, con Theodor Wiegand como editor (Wiegand, Th. (ed.) Baalbek. Ergebnisse der Ausgrabungen und Untersuchungen in den Jahren 1898 bis 1905 vols I-III, Berlin and Leipzig: Walter de Gruyter, 1921-1925).
Los arqueólogos alemanes excavaron a través de la plataforma y realizaron hallazgos muy interesantes. La aparentemente sólida terraza está construida de sólidos megalitos únicamente en sus muros externos. En el interior, bajo el foro, encontraron un laberinto de cámaras rellenas de escombros compactados, con paredes de ladrillo en la típica forma romana de panal; debajo de todo esto, el lecho de roca sólida. En resumen, sólo albañilería y restos romanos. Los cimientos de los templos están fundamentados en el lecho de rocas para poder soportar su peso, ya que la plataforma simplemente se hundiría si descansaran sobre ella. Las paredes megalíticas son en realidad un muro de contención en declive.
Del supuesto asentamiento fenicio previo no se encontraron restos, ni tampoco de ningún otro de una inconmensurable antigüedad. Mucho menos, restos de equipos de láser, pilas de fusión atómica o motores de plasma.
Uno de los recursos más efectivos e impresionantes de los que se sirvieron los ingenieros y arquitectos romanos fue la creación de masivas plataformas en terrazas para soportar grandes edificios o grupos de ellos. Esta idea venía de Grecia, pero fueron los romanos quienes lograron desarrollar todas las ventajas estructurales de construir masivas subestructuras para explotar el potencial funcional de lugares geográficamente accidentados. Ejemplos de estas terrazas se han encontrado en Tiddis (África del Norte), Terracina (Italia), Praeneste (Palestina), y muchos otros sitios.
La conclusión, por extraño que parezca, es que, de acuerdo a los datos disponibles, el emplazamiento es de origen romano. Ni fenicio, ni extraterrestre. Y en cualquier caso, como pista de aterrizaje hubiera resultado francamente deficiente, pues cualquier nave espacial de regular peso hubiera hundido el pavimento.
¿Y los bloques del famoso Trilithon? ¿Cómo es posible que hayan sido desplazados desde la cantera hasta su posición final en la plataforma, por los romanos o por quien fuera?
Aquí son necesarias algunas precisiones. La primera: los bloques no son tan pesados como suelen afirmar los divulgadores de la hipótesis de los "antiguos astronautas". Ya vimos que von Daeniken les atribuye "casi 2.000 toneladas" y "20 metros de lado"; esto último hace pensar de inmediato en un monstruoso cubo, pero en realidad se trata de "aproximadamente 20 metros de largo", ya que cada megalito tiene forma de paralelogramo. Berlitz sigue a von Daeniken en el dislate, y habla también de "2.000 toneladas". Puestos a fantasear, no falta quien les atribuya "millones de toneladas" (!!!!!!!). Todo esto hace sospechar que existe mucha gente que habla del tema sin molestarse en hacer algunas comprobaciones elementales, para las cuales no es necesario viajar a Baalbek ni excavar en la plataforma. Todo lo que se requiere es conocer la densidad del granito, las dimensiones de los bloques y una modesta calculadora de mano.
La densidad del granito, dependiendo de su tipo, varía entre 2,63 y 2,75 g/cm3. Respecto a las dimensiones de los bloques, no hay dos fuentes que den las mismas medidas; sin embargo, todas coinciden en que ninguno llega a los 20 metros de largo. Según parece, el mayor de los megalitos del Trilithon mide 19,80 por 4 por 3,6 metros. Esto daría un volumen de 285,12 m3. Asumiendo que la densidad de la piedra es de 2,75 g/cm3, el peso del bloque sería de 784,08 toneladas. Por debajo de las 800 toneladas y muy lejos de las 2.000 que Daeniken y Berlitz citan tan alegremente. Por supuesto, en este cálculo casero pueden haberse filtrado varios errores: las piedras pueden tener unas dimensiones reales un poco mayores (¡o menores!) que las mencionadas; la densidad del granito puede ser menor que 2,75 g/cm3 (intencionalmente he usado el valor mayor que he encontrado y no el menor); en la conversión de pies a metros siempre se pierden algunos decimales. De hecho, existen estimaciones aún más moderadas y probablemente más precisas, en torno a las 600 toneladas, y en todo caso, siempre por debajo de las 800.
En cuanto a la piedra más pesada, la llamada "Piedra del Sur" (otras fuentes le dan el nombre de "Piedra de la Mujer Preñada"), esta sí pesa más de 1.000 toneladas. Mide nada menos que 21,31 metros de largo, por 4,08 por 4,72, para un volumen de algo más de 410 m3. Diversas estimaciones le atribuyen un peso entre 1.050 y 1.200 toneladas (mi cálculo casero da aproximadamente 1.127 toneladas). Aunque estamos aún muy lejos de las "2.000 toneladas", de todas formas resulta impresionante. Salvo por un detalle, que siempre se menciona de pasada y sin darle mayor importancia: este fenomenal pedrusco no llegó a salir de la cantera, por lo que de ningún modo se puede hacer un misterio de su transporte, ya que simplemente no fue transportado a ninguna parte. ¿Por qué dejaron los ingenieros romanos este monstruo en la cantera? A este respecto, y a falta de documentos, sólo se pueden aventurar hipótesis: quizás cometieron un error de cálculo y se encontraron con que habían tallado un bloque demasiado grande y que luego les fue imposible mover, o quizás modificaron el proyecto de la obra, o... En cualquier caso, la misma pregunta habría que hacérsela a los que le atribuyen el bloque a la tecnología alienígena.
Sigamos con las precisiones. La cantera de donde se extrajeron los famosos bloques no se encuentra "valle abajo" respecto a la construcción; se encuentra entre 10 y 15 metros por encima de ella. La cantera está a 1.160 metros de altura y el templo a unos 1.145. Indudablemente siempre resultará más fácil transportar una gran masa cuesta abajo que cuesta arriba. Por otra parte, la cantera se encuentra a sólo 600 metros de la plataforma, aunque al tener que sortear una zanja, la distancia a recorrer se alarga hasta unos 1.100 metros.
Sin embargo, podría parecer que aunque algo minimizado, el misterio aún persiste. ¿Tenían los romanos la capacidad técnica para movilizar bloques de semejante peso, aunque fuera en una distancia relativamente corta?
Los ingenieros romanos fueron expertos en la movilización de bloques
pétreos de gran tamaño, incluso en condiciones mucho más difíciles que las que
pudieran haberse dado en Baalbek, donde la cantera se encontraba relativamente
próxima. Durante la época imperial, muchos obeliscos egipcios fueron
transportados desde sus emplazamientos de origen hasta la península itálica;
al menos una docena de éstos fueron erigidos de nuevo en Roma misma. Entre éstos el
que actualmente se encuentra en la plaza de San Juan de Letrán, erigido
inicialmente por Tutmosis III en Karnak, hacia el siglo XV a.C. Su altura es
de 32 metros, los lados de la base miden 2,70 y los de la cúspide 1,88.
Durante el reinado de Teodosio I (379-395), otro obelisco
procedente de Karnak fue colocado en la "spina" del hipódromo de
Constantinopla. Los detalles al respecto se conocen a través de la obra del
historiador bizantino Marcelino Comes (siglo VI d.C.) y por las inscripciones
en el plinto de mármol de seis metros de alto sobre el que fue erigido. Este
obelisco mide 19,59 metros de altura. Los relieves de la cara norte del plinto
muestran escenas de la erección del monumento, bajo la vigilancia atenta del
Emperador. Estos relieves son un valioso registro de las técnicas de la época.
El plinto contiene dos inscripciones, una griega y otra latina. Ésta es la traducción aproximada de la inscripción griega "Era el destino que sólo el Emperador Teodosio tuviera el valor de erigir esta piedra de cuatro lados cuyo peso la había mantenido en la tierra por muchos años. Para realizar esta tarea él buscó la ayuda de Proclo y la piedra tardó 32 días alzarse en el lugar."
En el texto latino las palabras son colocadas en boca del mismo obelisco: "Al principio me opuse. Pero me ordenaron someterme a mi amo supremo y llevar la guirnalda de la victoria que él había ganado sobre los tiranos. Todo obedece Teodosio y su descendencia, que perdurará en el futuro. De esta manera él triunfó sobre mí también, y bajo dirección de Proclo me obligaron a levantarme en tres veces diez días."
Al margen de las adulaciones a Teodosio, existen otros datos curiosos. El obelisco tuvo que ser trasladado una distancia de alrededor de tres kilómetros en subida desde el nivel del mar hasta su emplazamiento final en el hipódromo, mientras que en Baalbek la distancia fue bastante menor y cuesta abajo. Para realizar el trabajo, los romanos no dependían de la pura fuerza bruta de un ejército de esclavos tirando al unísono a una orden del capataz, sino que empleaban máquinas diseñadas ex profeso. Una de las novedades tecnológicas introducidas por los ingenieros romanos fue el amplio uso del movimiento rotatorio; por ejemplo, el uso de grúas potenciadas por norias. Para el traslado de bloques de gran peso, utilizaban malacates, en los que el movimiento rotatorio se transformaba en tracción.
El transporte del obelisco de Teodosio se logró al parecer con doce malacates, manejado cada uno por veinticuatro hombres.
Los malacates eran colocados en postes enterrados en el suelo a los lados de la vía de transporte, en dos hileras paralelas, a ambos lados del bloque a desplazar; cada malacate se ubicaba a cinco metros del siguiente. Cada una de las parejas de malacates de cada lado tenían un ángulo diferente para halar el peso. Cuando el ángulo de dos de los malacates era impracticable, los malacates se desmontaban y se colocaban más adelante. Por supuesto, el transporte era lento (se ha estimado en unos 30 metros diarios), por la necesidad de desmontar y volver a montar las máquinas cada pocos metros para aprovechar mejor la fuerza. Sin embargo, en vista de que en Baalbek se movieron varios bloques, es posible que los malacates se hayan armado en forma de callejón sin llegar a desmontarlos, para utilizarlos con los bloques sucesivos. El traslado de cada bloque hubiera sido así algo más rápido.
Conclusión
Sin la menor duda, la construcción de Baalbek fue una verdadera hazaña.
Pero una hazaña humana, no el producto de alguna privilegiada mente
extraterrestre. Si bien no ha alcanzado aún, ni quizás alcance nunca, la fama
de la Gran Pirámide, Baalbek sigue siendo una referencia ineludible a la hora
de especular sobre viajeros procedentes del espacio exterior. En rigor, su
misterio ni siquiera debiera haber nacido, pues ya en 1905 no era misterio. Y
sin embargo, la misma historia sigue repitiéndose una y otra vez...
El artículo anterior fue escrito por Javier Garrido B., y publicado en su página Paraciencias al día. Agradecemos a su autor el permiso concedido para ser publicado de nuevo en esta página.
Bibliografía:
- La información básica utilizada en la redacción de este texto la he tomado del artículo de Frank Doernenburg "BAALBEK: The Romans really did build it!", que puede consultarse en http://www.ramtops.demon.co.uk/baalbek.html.
- La historia del asentamiento fenicio originario que habría dado origen a Baalbek y su nombre se repite casi invariablemente en todas las fuentes que he consultado. Sin embargo, de la misma manera admiten la ausencia de evidencia de ese supuesto asentamiento.
- Para la información general, en especial la descripción de los templos, he utilizado principalmente el artículo "Baalbek" de la Encyclopædia Britannica Online (http://www.britannica.com/eb/article?eu=11716).
- También he extraído algunos datos de "The Catholic Encyclopedia". La entrada específica sobre Baalbek puede encontrarse en http://www.newadvent.org/cathen/02177a.htm.