Hay gente que cree que nadie ha llegado jamás a la Luna, que las vacunas provocan autismo o que Elvis Presley está vivo. Hay quien considera posible cambiar su opinión sobre estos asuntos. Pero estos entornos ideológicos cerrados se conocen como "cámaras de resonancia". Allí, la información, las ideas o las creencias propias se ven reforzadas y las ajenas se rechazan sin mayor consideración.
Siga leyendo en El País.Este fenómeno está detrás de la persistencia de creencias tan descabelladas como las anteriores. La evolución ha convertido a los humanos en la especie más dotada para colaborar, para unir sus cabezas y resolver problemas juntos. Sin embargo, la aparición de esas capacidades se produjo en pequeños grupos y la fortaleza de los vínculos se incrementó en competencia con otras bandas de humanos. Nuestra predisposición para aprender con los compañeros se convierte en hostilidad y en cerrazón si nos tratan de imponer una idea desde fuera.